Dormirme en tu cuerpo con la pesadilla de siempre,
un paseo por la luna sin la gravedad de este presente
que esconde bajo tu ropa interior tan malos porcentajes
y me obliga a recordar a quién eras hace ya varios martes.
Yo ya no sonrío si te veo pasar frente a mí,
si te quitas lo guapa para convertirte en mariposa,
ya no me encojo de hombros si tienes que irte,
algo dentro me avisa con tiempo: Esta ya no es tu historia.
Tus pechos sólo me recuerdan que hubo unos más sinceros,
tus piernas en flaqueza me hacen añorar las que me dieron fortaleza
y no sé cómo decirte que escribirte es como herirme las manos
con el filo de un incendio que me llueve al centro y a los lados.
Me río de mí y otra vez caigo en tu juego divertido
que consiste en prometer y no cumplir, en repetir y repetir,
repetir la mentira y el engaño tantas veces sin huir,
con la oblea entre las manos jugar a la tontuela faquir
y yo sin saber por qué motivo incierto sigo aquí.
Si tú ni me conoces, si tú ni lo sabes,
ni día, ni hora, ni segundo en que dejé de amarte.
MESSIERAL
Ciudad de Guatemala 10/06/2016