Ya te Hablé de la Chica Desnuda…

Ya te hablé de la chica desnuda,
de su piano, de su calle Rotterdam;
no de su amuleto de buena ventura,
ni de su hermosa forma de matar.

Porque estaba tan linda aquella noche
que la luna se olvidó de cantar,
mecía su voz un nuevo horizonte
que a los mares supo fecundar;
y yo le vi sin prisas,
cegada de amor y de claridad,
besé su piel que testaruda
me prometió anárquica su espalda y su ojalá.

Y no quiero olvidarla por respeto
a ese espacio de estrellas que en su cuerpo
no iluminaban, nada más, sus hermosas luces;
también, ardían sabiamente a contraluces.

Porque en su piano sonaba la canción
que yo perdí en otra piel, en otros besos;
la cura irrumpía en mis cimientos
cuando abrazaba dulcemente mis senderos
y no hubo nada más que hablar ante tal desnudez:

«Suele acusarse al asesino de la tarde,
cuando el culpable es el incidente irresponsable»

Pero a la madrugada en que corrimos
con tanta suerte y con tantos imprevistos
le regalamos lo imposible hecho madera
para que nunca se olvide de lo que celebra…

Ya te hablé de la chica desnuda,
de su aroma en la piel,
de sus avenidas necesarias,
de su dolor y de su fe;
de mi cariño a ella rendido,
de aquel amor de cuando el frío
transparentaba los colmillos
de juventud enredados en solsticios.

Suele ocurrir que aún desnuda
de noche me llama en su premura
y yo respondo con los ojos llenos de susceptibilidad;
somos el resto de pintura
que se quedó en la paleta
de algún pintor con hermosura
en el centro mismo de sus letras…

La chica desnuda de la calle Rotterdam,
duerme a las horas en que vivo
pensando en su piel, en su ciudad,
en su palacio de acertijos…

Arde así mi mansión
en la que guardo sus motivos
y grita el silencio en compasión
a un amor que habla entre colmillos;
pero rompe el frío aquel silencio
y sus manos de cristal se hacen de hueso,
de la carne más impresionante, más transparente,
cuando una Diosa se desviste de sus rotas calles…

Porque la chica desnuda de la calle Rotterdam
es también la chica al frente  del piano que jamás
olvidaré, ni olvidarán las azucenas que una vez
deshilaron la magia de sus notas al nacer
en mi mansión de historias de un somier…

©®MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 10 de abril de 2,017

La Chica Desnuda de la Calle Rotterdam

La chica desnuda de la calle Rotterdam,
es también la chica al frente del piano que jamás
olvidaré, ni olvidarán las azucenas que una vez
deshilaron la magia de sus notas al nacer.

La chica desnuda de la calle Rotterdam
cuida sus manos de las caricias del nopal,
llueve preciosa sobre el lienzo de ciudad
que ahora me abarca con tranquilidad
y esboza hermosa el cante de un quizás.

Si te dijera cuánto sueño
con la chica desnuda de la calle Rotterdam,
olvidaría por un instante su figura,
anidaría todo el entrevero del comienzo
de aquellos días en los que la empecé a adorar.

Puede ser que los días me lleven a ella,
o que el momento se acerque como prueba
que habrá que superar para poderla conquistar;
puede ser que los manantiales de hojalata
nos aparten de la tarde en que quisimos cruzar nuestras miradas
y que en su piano una nota nos acaricie el alma.

La chica desnuda de la calle Rotterdam
viste su piel con las fragancias más cercanas
al mismísimo sabor de la divinidad, de la verdad;
se angustia si mis manos no se acercan
sin previo aviso a las mañanas que jamás olvidará.

Pero rompe el frío aquel silencio
y sus manos de cristal se hacen de hueso,
de la carne más impresionante, a destiempo,
cuando una Diosa se desviste de su humano cuerpo;
la chica desnuda de la calle Rotterdam
es también la chica al frente de los labios que jamás
olvidaré, que jamás quise enjuiciar, entre los pliegues de mi beso roto,
mientras iba aprendiendo de su saliva a amar, a besar de todo…

La chica desnuda de la calle Rotterdam
grita con sensualidad las palabras de los mares,
me abraza con la misma prudencia de las cuerdas
que aún atan a nuestros secretos mil lunares…

Pero rompe el frío aquel silencio
y sus manos de cristal se hacen de hueso,
de la carne más impresionante, más transparente,
cuando una Diosa se desviste de sus antiguas calles;
la chica desnuda de la calle Rotterdam
es también la chica al frente de los pechos que jamás
olvidaré, ni olvidarán las hebras de mi mansión en llamas…

©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 18 de febrero de 2,017



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