Te atreves a amarme
y bien sabes
que no soy habitante
de un tren,
te atreves a amarme
y no sabes
que antes de antes
ya estuve en tu piel.
Y yo comienzo a amarte
a pesar de que sé
que no tiene sentido el instante,
que no tiene ganas de quedarse,
cuando me hablas de todas tus señales.
Abrígame mucho y abriga tu piel,
que el cuento no acabe fugaz,
como acaba la vida, el disfraz;
abrígame mucho y abrígate bien
que el beso no acabe sin empezar,
como acaba el futuro, a necesitar;
que no tiene ganas de fallarte
el porvenir ni rodeado de todas sus amantes.
Y yo comienzo a amarte
con toda la fuerza del cincel
con el que trazo una línea divisoria
entre mi presente y mi ayer;
ven a hacer historia, ven a hacerlo bien
que no envejezcan las almas que se aman,
que no se envenenen nuestras ganas,
pues todo parece parte de una misma casa.
Te atreves a amarme
y no sabes
que soy habitante de un andén,
que el crepúsculo llama a la madera
por el nombre que ahora le reservan
cabizbajas cenizas del reproche que me amansa…
©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 30 de enero de 2017
Lo dices como un reto. Cuidado con lo que atraes. Buenas noches.
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