De este agua de manantial
que a tus pupilas colorea
y de la imperfección humana
que no te alcanza a rozar;
me enamoro como solía hacerlo a los diecisiete
con el sentimiento muy por delante de la razón,
con el sentimiento aventurero, al que nada pareció nunca importarle,
y con ese latido pequeño, pero suficiente, capaz de hacerme sentir amor…
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Ciudad de Guatemala 23 de agosto de 2,018
Un comentario sobre “Como Solía Hacerlo a los Diecisiete”