Aquí está mi nueva vida que se ordena a mi antojo,
sin la nostalgia que hubiese imaginado antes;
todo es parte del mismo acto, de la enorme genialidad.
Y sea el fuego quien adormezca suavemente el vino en que mojo
mi lengua sedienta del ascenso prominente del alma, a donde pertenece,
a donde existió mucho antes y no olvida después de tanta eternidad.
Aquí se abren los labios del más puro de los instantes
y me alimentan como en un ritual oculto a distracciones;
mi destino es el del cantante más allá de la inmortalidad,
el del escritor que no se conforma con un absoluto de caducidad.
Aquí están conmigo quienes verdaderamente tienen que estar,
parece que también están siendo abrazados por tan enorme bienestar;
aquí están conmigo quienes volverán conmigo a ese mar
en el que el fin es el principio de todo y todo está como tiene que estar.
—Messieral
MercyVille Crest 9 de diciembre de 2,025




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