Tiempo de respirar, dejar que el sol abrase
la idea obsesiva del resultado final;
para que no importe tanto, algo nos va a pasar,
todo irá mejorando cada vez un poco más.
Tiempo de concretar lo que nos costó tantos años,
no podría quejarme de uno solo de los oleajes
que con su imprudencia me quiso arrastrar,
hubo fuerza de sobra para soportar…
Aprendí a respirar con la firme intención
de escapar hacia el lugar correcto;
la salida era hacia adentro, adentro del corazón.
Lo verdaderamente importante no es un objeto.
No hay bien, no hay mal, no hay algo que reparar,
haré de mi entorno un santuario para el día a día,
para lo que nos corresponda disfrutar.
Diciembre a todo color, aunque por fuera se decolore;
la humanidad depende, cada vez más, de respuestas
sin antes atreverse a cuestionar…
—Messieral
MercyVille Crest 4 de diciembre de 2,025




Deja un comentario