La tensión pronostica arrebato, tiempos difíciles incendian campos y sólo algunos, contra todo pronóstico, renacen con el tiempo y con los crueles años.
Sé que nadie, nunca, te ha visto como yo te miro, porque el mundo es ciego y siempre fuiste de mi vista, siempre fuiste mía, sólo mía, de mi alma y de mi instinto.