Hay tanto que decir
de estos últimos días,
la frustración se siente al salir
de nuestra propia culpa;
que no es más que la falsa modestia
de conducirnos con auto censura,
que no es más que la falsa inocencia
a los pies del dolor que no ayuda.
Y quizás dejamos para mañana
lo que tuvimos que hacer ayer…
Viví tantos años en aulas
gritando a mil voces que las cosas no irían nada bien;
deserté, es verdad, pero con un honor de ideal
que aún conservo cuando digo todo esto es muy cruel.
Porque ya se estrenó la nueva embajada en Jerusalén,
lleva las medias muy justas, debajo de su falda el asunto
que quedó pendiente en el norte que poco nos quiere
y al que nos da tanto gusto poder complacer en todo.
Un imbécil nos guía a la bendición de su crueldad,
el mismo imbécil que marcamos en las boletas
por el ánimo de elegir al que no estaba tan mal
y que ha resultado peor o igual, igual o peor, que los demás…
Lo menos divertido es que nos conformamos con eso
porque en otros países están mucho peor;
lo más divertido es que nos conformamos con eso
porque en otros países no están para nada mejor.
Hay tanto que decir
de estos últimos días,
la frustración se siente al salir
de nuestra nueva herida;
que no es más que la falsa modestia
de conducirnos con auto censura,
que no es más que la falsa inocencia
a los pies del dolor que se nos acumula…
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Ciudad de Guatemala 19 de mayo de 2,018