Deja que te trate dulcemente,
y ya no te equivoques más conmigo;
líbrate del frío inclemente
al que te acostumbraron los olvidos.
Bésame y no hagas aparecer
al demonio que nos hizo tanto daño;
bésame y no tardes en volver
a mis brazos que te quieren ver a salvo.
Deja que te cuente una historia
en la que por siempre te acompaño;
no pierdas más la voluntad crónica
que tienen tus labios de ser amados.
Bésame y no hagas aparecer
al demonio que nos hizo tanto daño;
bésame y no tardes en ceder
ante mis caricias que te quieren ver a salvo.
Porque esto no es un juego
y no hay fechas mejores,
ni vicios, ni cuentos, ni tiempos
que en el que juntos olvidamos los rencores.
Deja que te trate dulcemente,
ya no te equivoques más conmigo;
deja que te abrace tiernamente,
hay amores que se parecen tanto a mí, contigo…
©®Messieral | messieral.com
Ciudad de Guatemala 26 de agosto de 2,017