Podría tomar tu mano, abandonar la batalla y esperar poco o nada, dejarte guíarme por los misterios de la vida, por los enigmas de la calma; dejarme salvar por ti, dejar que me salves de mí…

Podría pausar mis labios, abandonar la batalla y suspirar poco o casi nada, dejarte besarme por los siglos de la vida, por los enigmas de tu curvatura enamorada; dejarme salvar por ti, dejar que me salves de mí.

Podría dejarte tomar mi mano, abandonar la batalla y rendirme poco o nada, dejarte guíarme por los descansos de tus armas, por los enigmas de la mudanza; dejarme salvar por ti, dejar que me salves, de una vez por todas, de mí.

— MESSIERAL