Y el temblor en sus cuerpos es necesidad, lo que siempre ha faltado sabrá castigar; es antinatural, es más artificial y la dependencia comienza cuando es tarde ya…
Y al escuchar tu canto emocionado de gemidos y plegarias infinitas, estrelladas contra el paraíso intenso del orgasmo, fui extrañamente feliz, extrañamente nuestro.