Incluso después de rendirme puedo ser valiente, qué saben del mundo los males más benevolentes; si en algo llegué a equivocarme no fui transparente, la oportunidad que le di al amor no fue diferente.
Amor, no es sencillo amarme, tampoco lo más figurable, muerde y acelera, nunca sabes si una idea me delata o me refugia en su centro de vida por no incinerarme…
No pondré resistencia, necesito amar, no dejo de buscarte, ocurre una y otra mañana; no tengo más dolores para la urgencia de intentar dejarte si en mí permaneces necesaria…
Podría pausar mis labios, abandonar la batalla y suspirar poco o casi nada, dejarte besarme por los siglos de la vida, por los enigmas de tu curvatura enamorada; dejarme salvar por ti, dejar que me salves de mí.
Día noventa, mis canciones preferidas y la ilusión ilesa de todos los intentos de desviarse; te sigo amaneciendo por los sitios que me recorren, por las calles, por los muelles y algún azul del mar.
Atrapada entre las nubes, sobre un lago reflejada, intenta ahora recordar; hay primeros besos que sería mejor olvidar, supongo que en nuestro caso es distinto y siempre lo vamos a recordar…
Quedaba tan indefenso cuando me sonreías, sacando un poco la lengua, sabiendo que la ofrecías como muestra del poder que tenías sobre mis sentidos; no se lo digas a nadie pero fui feliz aquellos días…
Podrías regresar el tiempo y permitirme recostar mi vida sobre tus piernas desnudas, mientras lees con voz fina todas aquellas historias que tanto nos divertían.