Estaba soñando con tus besos imposibles,
con tu amor de cautiverio y tu sabor elemental;
con tus manos eternas, con tu olor comestible
y con tus orgasmos embellecidos por la caricia del azafrán

Estaba soñando y contemplando tu silencio,
tu breve sortilegio, tu angustia inmaterial;
tu canto enamorado de ti misma y de tu verso
que siempre llora en la noche que suele comenzar.

Estaba soñando contigo, con tu cuerpo de escudo,
con mi motivo y tu razón astral;
con tu dulce conjuro, con tu rezo desnudo
y con el tiempo en que nos sabíamos amar…

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Ciudad de Guatemala 24 de enero de 2,019