He escrito una canción esta mañana, eso me hace muy feliz, a veces las canciones resuelven ciertos conflictos internos que como autor conservo de forma permanente.
Sin darme cuenta he conseguido aislarme, casi por completo, de todo lo que puede llegar a perturbarme en un día normal. Siempre me resulta imprescindible un momento de calma, un instante de paz en el que conseguir alinear mis emociones, con mis ideas y mi voz, para que la magia ocurra.
Siempre me he considerado mucho más compositor de canciones que poeta; porque al escribir un poema no puedo evitar que su melodía resuene en mi cabeza. A veces escribo tarareando cada verso.
Supongo que mi verdadera pasión es componer canciones y ahora que lo estoy retomando vuelvo a sentirme completo, vuelvo a sentir que merece la pena lo que hago. Y aunque acostumbrarme a ello es un tanto complicado, sé que esta vez disfrutaré cada segundo y cada sitio a que me dirija este camino de la composición… Porque aunque yo era un escritor de canciones enamorado y superado por mi amor; jamás dejé de amar, por sobre muchísimas otras cosas, a la canción.
«Despiértame el día en el que no despierte tarareando una canción; al menos inténtalo, creo que estaré muerto…
Ojalá que detrás de mi vida una estela melódica secreta se conserve
en el alma de quienes yo amé; ojalá no se digan de mí
]todas esas cosas que no importan y que no fui;
ojalá que se diga algo mucho más importante;
algo como que siempre amé a la canción más que a mí,
que siempre amé a la canción hasta morir…»
MESSIERAL
Nota del Autor
Muchas gracias por leer esta entrada, te invito a acompañarme, además, en mis redes sociales dando clic en los enlaces a continuación. Muchas gracias por estar.