Aún te busco con la mirada
aunque no haga falta,
aún camino muy confiado;
sé cuando vienes junto a mí.
Aún no rozan las balas
las arterias de ese ángel obstinado,
aún me espera la vida
y quizás resulte necesario sonreir.
Soy el mismo año en la balanza,
el camino que no encuentro
y el nombre que no me abarca;
soy el dolor dejado en otra infancia,
el beso que elijo y que prefiero;
hasta parece que tu voz aún me sana.
Aún te busco en las mañanas
aunque no me hace falta,
siempre me siento acompañado
por tu aroma carmesí.
Aún no sobran las palabras,
ni las llamas del infierno literario,
aún me espera la vida
y quizás resulte necesario ser feliz.
Soy el mismo Sagitario que intentaba
encarnar en un futuro de mirada elegante y delicada;
como el vino derramado sobre los pechos
de mi sensual musa momentánea.
Soy el mismo año, misma fragancia…
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