
Ojalá hubiese sido más sencillo asimilar el cambio, la repentina muerte, la inmovilización del acto. Ojalá hubiese sido más simple volver a encontrarnos, aprender del silencio y del amor a su espacio. Ojalá hubiese sido más fácil saber aceptarnos, ojalá hubiese llevado menos tiempo y menos llanto. Ojalá hubiesemos aprendido a querernos más largo…
Messieral, 1 de diciembre de 2,021