Dar la vuelta una vez más
al reloj de arena,
que regrese nunca más
y otra vez lo que no vuelva.
Tenía que terminar
para conseguir recomenzar,
tenía que paralizar
para intentar frenar
el impulso sideral
de mis ganas de volar.
Tenía que inmovilizar
pero todo tiempo dura
nada menos y nada más
que lo suficiente hasta el final.
A mí no me vas a cambiar jamás,
ni con amor, ni con batallas;
¡Que viva esta oscuridad!
Estar de vuelta es un placer, uno más,
entre todos los que suelo disfrutar.
Todo comienza con una tormenta
y todo se va cuando pasa el huracán,
nada es suficiente para un alma
que aprendió con elegancia a querer más.
Estar de vuelta es un placer, otro más,
entre todos los que no me sé negar…
A mí no me vas a ganar jamás,
ni con temor o enfermedad;
¡Que viva esta libertad!
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