Era tan innecesario el miedo
que nunca fue difícil acercarme,
la revolución venía desde dentro
y nada conseguía intimidarme.
Ahora que asumo lo que es mío
no tengo planeado fraccionarme,
ahora que el dolor se ha engrandecido
yo no sueño un sólo instante con oxidarme.
Vendrá algún día la muerte a pasear por mi camino,
vendrá también el discurso final del presente;
para entonces estaré mucho más dispuesto y listo,
por ahora, la última hora es todavía negociable.
Es tan innecesario el miedo
que no me será difícil acercarme,
la revolución aún viene de dentro
y nada todavía ha conseguido intimidarme…
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