Detener el tiempo, suspender algunas actividades y descansar. Parece que ha transcurrido una eternidad pero aún queda mucho más por delante. Esta situación a veces me supera y solamente el inmenso amor de mi círculo cercano es capaz de mantenerme a flote.
Intento no pensar de más, me refugio en la intensidad que comparto con quien la entiende; veo descender la avalancha y no me inmuto, me fundiré con la luz, lo peor aún no llega; lo peor podría nunca llegar…
Hay días imposibles de comprender al centro de esta vorágine. Hay días en los que la paciencia no es mi mayor virtud. Suelo encauzar las cosas con mi poder, con mis notas dominantes; espero que esta vez sea suficiente.
No busco el conflicto, desde la mudanza busco una calma que no acaba de ser total; quizás eso me haga valorarla aún más cuando la alcance, cuando la encuentre. El viento se hace más fuerte, algo está empezando a cambiar.
La fecha más importante de cada año llega a mí, esta vez en medio de un proceso complicado y desgastante, para aliviar con todo su poder la interna/externa condición de mi amor más cierto.
Las compras, la felicidad, el recuerdo de esa primera luz; esa posible tragedia que devino en el milagro más hermoso de toda mi existencia. La satisfacción, la tranquilidad, la forma más pura de crear…
No sé a dónde me conduzca la vida pero tengo la certeza de que hay alguien a quien jamás debo fallar; quizás esta sea la forma más hermosa de comprender la eternidad.
Nueva visita al hospital, piensas que no es necesario pero en estos momentos es importante llevar un control riguroso de tu salud. Te acompaño y atiendo la buena fortuna que sucede, casi imperceptible.
Seguiremos intentando cuidar de ti de la mejor manera que nos sea posible; tus ganas de vivir me ayudan a conservar la calma. En tiempos tan convulsos verte tan fuerte es la fuerza que me queda.
A ratos ya no importa la forma en la que acabará este episodio tan caótico, a ratos solo importa el aquí y ahora de un día más, de un nuevo despertar, de las ganas de seguir hasta el final…
El día ha llegado, una máquina se ha llevado los restos de tu cabello, algo dentro mío se ha roto y, a la vez, ha significado un impulso adicional para permanecer a tu lado pase lo que pase: el milagro o la tragedia.
No tengo mucho más que agregar en un día que me ha estrellado de frente contra la realidad. Lo tenías asumido y eso es admirable, no te disgusta en absoluto tu nueva imagen, tu nuevo reto… Quizás sean ganas de vivir o fortaleza, quizás sea la fragilidad que nunca nos permitimos apareciendo.
Ha llegado el día en el que se celebra mundialmente la primera visita de la Virgen de Fátima, no sé cómo ocurrió o cuándo ocurrió que mi devoción a la figura que representa inició. Quizás sea por los dones premonitorios que la vida me ha concedido desde niño o simplemente porque necesitamos creer en algo para sentirnos a salvo… Quizás tenga todo que ver mi abuela, que en paz descanse.
El viento en las colinas es un problema casi todo el tiempo, a veces la energía eléctrica se interrumpe por su causa. Y es justo lo que ha ocurrido hoy. Han sido casi cinco horas parcialmente alejado de la tecnología; pero tan cercano a la meditación y a la contemplación que ha merecido la pena.
Son tiempos difíciles pero no por ello imposibles, no sé si soy muy amigo de la esperanza o si suelo esperar demasiado en vano; ¿será quizás lo único vital en la vida todo aquello que nos represente una razón para seguir viviendo?
Un film antiguo: “Por un puñado de besos” me ha llevado en el final del silencio a recuerdos que creí olvidados y que hoy me hacen sentir bien. Cuando Ana se disfraza de Celia el rencor quizás no haga demasiada falta y encontrase con ella, con el fin de perdonar todos los errores antiguos, merezca toda la pena.
Lo aprendí hace unos años y lo sigo agradeciendo como un dogma en mi actualidad: Una mala experiencia se combate con una buena experiencia. La fiereza del día de ayer lo hemos combatido con un desayuno exquisito y un paseo por el zoo.
Los malos tiempos ya vendrán o quizás no, pero si llegan estaremos listos para ellos. Las posibilidades son infinitas, el milagro y la tragedia siguen siendo probables en igual medida.
Al final del día no importa si cada paso ha sido una verdadera tortura, todo ha merecido la pena.
No sé si le ocurra a todo el mundo o solamente nos ocurra a algunos pero cuando nos hablan de un posible síntoma o efecto secundario que podría presentarse en nuestros familiares enfermos, queremos creer que seguramente no le ocurre a todo el mundo y que posiblemente podría no ocurrirle a los nuestros…
Cuando su voz te anuncia que la pérdida de cabello ha comenzado, te toma por sorpresa un sentimiento inexplicable de incredulidad. El día de verle sin un solo cabello en la cabeza se acerca… Es lo que tiene intentar luchar contra un Monstruo que no atiende a razones.
No importa qué tan buena o mala sea tu relación con la persona que te dio la vida, nunca vas a estar listo para verle herida de vida, debajo de un diagnóstico que podría significar muerte o supervivencia…
Es el día de la madre, quizás obviar lo que acontece, por hoy, me venga bien, nos haga bien. Quizás prescindir de estúpidos rencores y listados de ocasiones en las que el daño fue anterior al amor también sea necesario.
No estamos hechos de lo que nos dijeron, somos una ínfima parte de una conciencia inconmensurable que desborda todo conocimiento y todo anhelo. Mi ego gigantesco esta vez no hablará por mí, por esta vez me limitaré a meditar y pedir que tu trayecto te dirija al placer máximo de la existencia, sin hacerte sufrir de manera innecesaria.
La forma más efectiva de desperdiciar una mañana romántica, no quiero saber de desobediencia o deslealtad, ya no quiero perder más tiempo.
Día perfectamente olvidable, prefiero la soledad a la decepción existencial. No llames más, no lo intentes una vez más… Este cansancio de años, este eterno combate por la verdad.
Si llega la noche, no querré estar; si sigues con esto me conocerás. Haré valer mi poder, ya no quiero pelear…
Messieral 