Este día me he dedicado un pseudo descanso muy reparador y cuando hablo de “pseudo descanso” me refiero a que he dejado de lado algunas rutinas que me distraen de lo importante; incluso algunos actos diarios que, aunque son necesarios, no me aportan absolutamente nada.
Muy temprano comencé a caminar sin un rumbo definido, la mañana trató demasiado bien a mi alma agotada; el frío y el viento son una combinación que disfruto cuando no disfruto nada.
La noche anterior fue un poco cruel, casi siempre tengo sueños demasiado vívidos, y al despertar hubiese preferido no hacerlo; o, al menos, no haber soñado con una realidad mucho más exacta a lo que me encantaría estar viviendo ahora mismo.
Nunca he creído que seamos esclavos de nuestras malas decisiones, ponerse a llorar cuando se ha errado me parece simple cobardía. Creo que cuando erramos es menester hacer algo al respecto y cuanto antes, asumir nuestros errores y reajustar lo que haga falta para poder continuar. Yo desvié mi camino artístico por malas decisiones que tomé hace algunos años y aunque, por fin, puedo sentir que comienzo a salir del impacto que las consecuencias, de esas malas decisiones, me dejaron; aún me lamento por tanto tiempo perdido…
“Yo era un escritor de canciones enamorado y mi amor era tan perfecto
que siempre me superó; yo era un poeta enamorado
y mi amor era tan auténtico que siempre me superó…
Abandoné todo cuando no debí abandonar, me abandoné y les abandoné;
me enseñaron el amor real y yo no supe corresponder,
no supe ser un hombre bueno por miedo a no lograr conservar mi libertad.
Yo era un escritor de canciones enamorado
y mi amor era tan perfecto que siempre me superó…”
MESSIERAL
Nota del Autor
Muchas gracias por leer esta entrada, te invito a acompañarme, además, en mis redes sociales dando clic en los enlaces a continuación. Muchas gracias por estar.