Vimos a las hadas caminando
descalzas sobre la cama,
enamoradas del encanto
del duende que las miraba.
Vimos el futuro generando
horas que nacían necesarias,
vimos cada fruto germinando
después de los besos que nombrabas.
Vimos a las hadas desnudando
cada una de sus huellas en la cama,
entregadas al influjo
del duende que las mimaba.
Vimos el futuro conservando
horas conjuradas a la magia;
vimos cada fruto arrebatando
a las horas bajas sus andanzas…
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Feliz que el duende disfrute de la magia, ojala lo reanimen. Saluditos.
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