No sé quién eres, ahora que quisiera reconocerte,
ahora que quisiera poder rozarte sabiéndote verdad;
no sé quién eres pero sí sé muy bien quién fuiste
y siento tanto asco y tanto odio al recordarlo en realidad.
Nadie debiese merecer una segunda oportunidad tantas veces,
todos sabemos lo que estamos haciendo a los demás;
si elegirte fue en parte lástima y en gran medida mala suerte
quiero escupir la cara de mis determinaciones y ojalas.
No tengo más fuerza para soportarte o sostenerte,
siempre tuve refugios a los que escapar cuando la vida no me era suficiente;
pero creo que no merece la pena refugiarse
en otras partes que no sean las que deberían comprenderte.
No sé quién eres, ahora que quisiera reconocerte,
ahora que quisiera poder amarte sabiéndote verdad…
—Messieral