No Será Demasiado Tarde

An meine geliebte Izzy Boo.

No será demasiado tarde,
tengo todo lo que necesito,
lo que quiero lo traerá mi suerte
y nadie podrá conmigo.

No será demasiado tarde,
tengo todo cuando estoy contigo,
lo que quiero nos hará mucho más fuertes
y hallaremos nuestro sitio.

No será demasiado tarde,
haré con mi cuerpo un abrigo
con el que protegerte y defenderte
de todos los años perdidos.

No será demasiado tarde
si tú permaneces conmigo.

—M.

Nuestro Único Momento

An meine geliebte Izzy Boo.

Sanaremos lo que haya que sanar,
el amor es el refugio que siempre construiremos;
pudimos desvanecerlo sin piedad
y sin embargo aquí permanecemos.

Nada a nadie tenemos que demostrar,
nuestra verdad es nuestro único momento;
pudimos asustarnos y renunciar
pero preferimos comprometernos.

Sanaremos lo que haya que sanar,
el amor es el refugio al que pertenecemos…

—M.

Cuando te Imagino

Lo que no hago con nadie más,
las miradas cómplices y los besos,
los gemidos, las muestras de cariño,
las sonrisas y las tardes heroicas;
lo que no hago con nadie más,
lo que sólo contigo, lo que sólo contigo.

Lo que no hago con nadie más,
los secretos más sentidos,
el amor que un día me bendijo,
lo que no me hacen sentir más ojalas.

Lo que no me pasa con nadie más,
lo que sólo contigo cuando te imagino
y creo con todas mis fuerzas que eres de verdad;
tu voz infinita rompiendo el silencio cuando te imagino…

Aquí conmigo,
donde nadie más,
dibujándome un camino
con suerte de dulzura ideal.

Lo que no me pasa con nadie más,
lo que sólo contigo cuando te imagino
y creo con todas mis fuerzas que eres mi verdad.

—M.

Tercer Ojo

Dónde estás, siempre solías aparecer en mis peores momentos; reconozco que no estoy nada bien, que tan solo no me siento capaz de vencer este instante de oscuridad perpetua en mi interior.

Ven aquí, sé que no son las formas, que no son los modos pero la desesperación se está apoderando de mi piel; la quietud me está matando lentamente, el suicidio me guiña un tercer ojo que ni siquiera me ve.

Dónde estás, siempre solías aparecer en mis peores momentos; reconozco que no estoy nada bien, que tan solo no me siento capaz de vencer este instante de infelicidad perpetua en mi interior.

Ven a mí, sé que no son las formas, que no son los modos pero la desolación se está apoderando de mi ser; la quietud me está matando velozmente, el suicido me guiña un tercer ojo que ni siquiera me ve…

—M.

Tan Fuertemente

El viento soplará tan fuertemente que se llevará mi alma; y despertaré en una vida distinta, en una colmena reconstruida, en la que beberé de la mejor saliva algún beso con magia.

El viento soplará tan fuertemente que se llevará mi rabia; y despertaré en una vida distinta, en una almena ficticia, en la que aprenderé la mejor caricia algún enero en desgracia.

—M.

Dánae

Recuerdo el sabor, ese sabor y el aroma de vida eterna, el resbalar del brillo más dulce del mundo llenando de calor toda mi cara.

Como una tarde de verano volviendo de la playa y su arena dorada.

Recuerdo el amor, ese amor y el aroma de luz perpetua, el resbalar del brillo más dulce del mundo llenando de color toda mi cara.

Como en una tarde de verano volviendo de la playa y su arena dorada.

Haz la lluvia sobre esta realidad de azúcar envenenada, acaba conmigo y con todo el universo; sálvame de la vida postergada tan poco acrobática y necesaria…

Haz la lluvia sobre mis alas.

—M.

Anfibios Maleficios

Aún floto pero no siento la locura, la depresión se apodera de mí y escucho maullidos exquisitos, de amantes expulsadas del gran paraíso de las posibilidades, esparciendo el drama sexual sobre las paredes de mi garganta; porque se cierra y se ciñe al maleficio primario de mi muerte anticipada.

Aún floto pero no siento la atadura del cordón carmesí sobre el paso de oxígeno que me mantiene con vida, en este parque de depresiones existenciales que construiste para mí.

Aún floto pero no siento la tortura, la depresión se hace parte de mí y escucho anfibios maleficios.

—M.

Las Bocas Poco Principales

Si fuese ahora esa tarde y estuviéramos aún escondidos y preciosos, desnudos bajo las fauces voraces de la intimidad; de la inocencia perdida que nos condujo a lo innombrable; podría morir con una sonrisa en el rostro y en la mente, en paz y con una erección más consecuente que infame, porque infames solamente son las horas finales.

Si fuese ahora esa tarde y estuviéramos aún bendecidos y caprichosos, desnudos bajos las fauces mortales de la infelicidad; de la inocencia dormida que nos condujo a lo improbable; podría morir con una sonrisa en el rostro y en la suerte, en paz y con una erección más consecuente que inconstante, porque inconstantes solamente son las bocas poco principales…

—M.

La Vida para Mí, Después de Ti

He llegado a prometer a la luz que traspasa mi sepulcro vampírico que regularé las dosis y los sorbos; se parece tanto a ti, irradia tanta belleza y esperanza que, incluso, he llegado a sentirme a salvo.

Sigo escuchando la canción con la que te prometí esperarte siempre, sin importar mis pasos o mis fracasos; todo el tiempo supe que la vida para mí se trataría de seguirte buscando, de seguirte soñando.

He llegado a prometer a la luz que traspasa mi sepulcro onírico que regularé las dosis y los modos; se parece tanto a ti, irradia tanta confidencia y elegancia que, incluso, he llegado a sentirme humano.

Sigo escuchando la canción con la que prometí adorarte siempre, sin importar mis años o mis males necesarios; todo el tiempo supe que la vida para mí, después de ti, se trataría de seguirte buscando, de seguirte creando.

—M.

Ginger Ale

Puedo sentir como rodea el calor mis brazos, mi corteza cerebral, nunca me vi tan herido, nunca me di por vencido en tu final.

Siempre una boca y unos labios, el Ginger Ale de mi existencia y cuatro orgasmos diarios si es que no había tiempo para más; siempre la conquista, el santo grial y aprender a la muerte a emborrachar.

Puedo sentir como se aproxima el frío a mis heraldos, a mi corteza triangular, nunca me vi tan herido, nunca me di por vencido al comenzar.

Siempre una copa y dos labios, el Ginger Ale de mi imprudencia y ocho orgasmos en un día, el de nuestro récord mundial; inminente la conquista, el volver a empezar y aprender a mirar siempre un poquito más.

—M.