De qué me sirve esta noche,
tanto aburrimiento, tan poca pasión;
de qué me sirve mi obra maestra,
de qué el recuerdo de mi última amante
y tan pocas sensaciones en el corazón;
de qué me sirve afrontar la marea.
De qué me sirve esta noche,
tantos aspavientos, tan poca excitación;
de qué me sirven mis tantas cualquieras,
de qué el sortilegio de mi primera tarde
y tan pocas ocasiones de exploración;
de qué me sirve la ropa que traes puesta.
De qué me sirve esta noche,
tanto arrepentimiento, tan poca ilusión…
—Messieral