De su boca clandestina han nacido tantas cosas bellas que necesito, cuando nada necesito, cuando nada quiero y todo vuelca hastío…
Pero llega un momento, un día de lluvia, un día cualquiera; y nuestras manos se sueltan porque no hay más camino, sabiendo que volveremos a un sitio en el que ya no nos perseguimos.
Y asoma tenue el azul sobre el gris del destino, besamos a otros, causamos heridas; y nadie tiene el valor de aceptar que a casi nada es posible nombrar: “mío”.
Anuncios