Cuando el frío llega a mi ciudad
ha de ser tu piel la que tiembla,
cuando se me esconden los recuerdos,
una lágrima tuya la que escapa.
Aquel baile de secundaria, tu primer cerveza,
el primer amor y toda condición humana,
los latidos erizados al escuchar las preguntas
que mis manos recitaron a tus pechos de madrugada,
la madrugada como un silencio roto a las brasas,
en aquella fuga de hilarantes besos que tejió la casa.
Pero aún llueve y es agosto, aún pregunto por ti,
si los gatos alguna vez desaparecen, si un avión se duerme,
será la misma plaza y la misma marquesina sin tu reflejo
donde aún te pienso, donde aún te sufro, donde aún te espero.
Tu encuentro es la causa que procuro hacer necesaria,
aunque a veces pueda la resistencia mayor de la pena,
aunque a veces circule mi ciudad tu abrazo de llama,
porque te llama impaciente la piel que llenaste de ofrendas,
las manos a las que robaste las cuerdas para hacerte una pulsera
y el poeta que te hace poema, con una luna y un amor, como a ti te gusta.
©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 30/08/2016
Sencillo y bello, hay nobleza en el corazón que guía tus manos. Abrazos Luis.
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Abrazos para ti, muchas gracias.
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