Besos de antología y noches sin dormir,
cuentan que en aquel callejón de esmeraldas
se aparece un verso en la falda de una mujer,
como si fuera poco tratar de entender
todas esas estrellas y cada singular silueta
de un poema que no quiso huir…
Hay algunas mareas tan llenas de vida
que resulta imposible no mirar,
en el caso concreto de tu silueta
quiero admitir que me quema
y no hay un mejor paraíso que ese en tu boca,
no hay luz más trascendental que la de cada una de las esporas
que se dispersa después de un roce a tus cometas…
Y esa falda bendita es la que cubre tus piernas,
es la que anuncia la belleza que aún existe,
el furibundo mosaico increíble que excita
la maleza tan brutal e impertinente.
Y ese verso es el mismo enredo promiscuo
al que sometí a la poesía mientras besaba tus piernas,
aunque se olvida el horizonte de sus cuatro sentidos,
yo no me olvido de los puntos cardinales de tu carne
y me arrodillo ante ellos cual si fuesen altares conspicuos de Dios.
Todo desastre anterior era una minucia estaferma…
©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 23/07/2016
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