No sé cómo decirte o cómo explicarte
que mis neuronas siempre irán a mil,
que sí te extraño, aunque no tanto.
—Si tan sólo estuvieras aquí.
Porque el deseo no es suficiente
cuando me aprieta este diciembre,
de incertidumbres sin mansedumbre
y tantas cosas que intento no sentir.
— Eso lo sabrás de mí.
Aún me sigue en pasos cercanos mi mala suerte
y todo este dolor, de cofradías secretas para un sol,
el miedo intenso que se resume en toda muerte
o en la caída jamás a tiempo de un nuevo corazón.
— Espera un poco por favor.
Sueña despierta con toda indiferencia, con la tristeza,
y cada marca que el hielo ciñe en arterias;
así se siente cada diciembre que me destroza
y que, aunque afinado en Sol Mayor, aún me hiere en cada letra.
— Porque este diciembre ambulante aún es, en mi camino, la misma piedra…
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Ciudad de Guatemala 1 de diciembre de 2,016