Éter en Sangre

Presión asfixiando la sangre
y los días más felices,
martirio innecesario y responsable
de tan crudos matices.

Sin ganas de amar
y sin ganas de amarte
la vida tiene sentido también;
sin ganas de estar
y sin ganas de verte
tiene sentido,  para mí, la noche de ayer,
aunque mi paz sea prisionera
de todas esas cosas que de mí esperas
y que no están más, que he dejado atrás.

No soy ni tuyo, ni del viento,
ni por siempre, ni por un momento,
deja que habite tranquilo mi silencio
sin prometer nada que ya no quiero.

¿Por qué invades los territorios que conquisto
si no te he cedido ninguna clase de permiso?

Tienes las ideas tan equivocadas,
de prometer no voy a prometerte nada,
porque una vez, no sé si lo olvidaste, intenté
amarte con tantas ganas que no reparé
en tus malas intenciones, en tus juegos tan vulgares
con los que acabaste perdiéndote y perdiéndome a la vez.

No soy tuyo, tampoco del cielo,
ni por ahora, ni por el resto de la historia;
deja que habite tranquilo cada verso
sin esperar nada que ya no espero…

Martirio innecesario y asfixiante,
parte del mismo éter que envenena mi sangre;
días felices interrumpidos por la presión cambiante
del humor de la vida en su injusta tarde…

©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 2 de febrero de 2,017

Dialecto

Tú no te escribas sin pronunciarme
y el anuncio ecléctico mantendrá tu cordura
cercana al vaso de vidrio en el que me encerraste.

Tú no te busques amores reemplazables
y mi voz te traerá los recuerdos necesarios
para abanicar la sombra de nuestro desorden habitable.

Háblale a tu cama de la cama de aquel hotel,
a tu familia de este que tanto te ama
y olvídame al escuchar la canción del miedo, sin ver;
pues si cruzas con demasiadas precauciones me volverás a encontrar
y tal hecho sucedería a la fabricación, en tu espalda, de mi sal…

Último beso, como un juego de niños pequeños,
otra vida, un dialecto que esboza tormentos
para el huracán que nos trajo hasta aquí;
como amor indefenso ante el frío, ese abril,
como un sueño perfecto en el que no te escribí;
como tardes de enero cuando el éter, el alelí,
la brisa y el ruego ya no descansarán en ti…

©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 2 de enero de 2,017

Mantis de Alfajor

Ese cuerpo irrepetible de mantis religiosa,
tus caderas de alfajor talladas tan perfectas,
esas piernas que sostienen el mundo en mi fantasía
de encontrarte alguna vez desnuda, a mí cosida…

Es que, Gabriela, escondes en tu nombre
el portento de una diosa impresionante,
con el amor de tu hermosura transparente
y el desenfreno de tu cuerpo imborrable,
como aquellos triunfos en la pista de estambre.

Por un beso fui capaz de desear
una vida entera entre aromas,
que no trajeran nunca tu perfección,
y otras mujeres que en promedio
no igualaran la belleza de tu cuerpo,
de tu sonrisa y la deportista que aquella tarde
me dijo al oído que el amor es  tan sólo un detalle.

Por ti quise quedarme a vivir en un sueño,
no despertar y perderme en la dimensión
del piercing de tu ombligo, que bien conozco,
que en el ensueño de tus motivos
aún recuerda la caricia de mi mano,
tan provocativa y causante de tu miedo.

Pero crecimos y mi única batalla ganada
fue aquel beso que te robé sin clemencia,
mi boca ha saboreado el éter de la respiración de dios,
al encerrar entre tu boca las ansias más grandes
que he llegado a generar en mi piel durante toda mi vida,
con el sabor a esta morena causa perdida / o no /.

Fantasía es el misterio de recordar
con total fidelidad las formas exactas de tu cuerpo
sin haberte desnudado, sin haberte convencido,
sin haber penetrado en tu burbuja más allá de lo sabido,
es un ritual mágico emocional, un detalle intenso
pensar todavía en los acordes que compuse a tu cabello…

©MESSIERAL | Poesía
Ciudad de Guatemala 02/07/2016


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Éter de Solsticios y Equinoccios

Quedarme contigo es mi fin,
el fin de mi tristeza y ansiedad,
amanecer en besos lentos
y anochecer en tu intensidad.

Esperar junto a ti los solsticios y equinoccios,
éter tendido en el pasto de tu piel,
quedarme contigo será vivir,
vivir en un cuento nuevo cada día,
llenar mis bolsillos de sonrisas
y abanicar con paz mi desnudez.

Quiero ser las velas que inciten tu viento,
un momento eterno en pupila celestial,
quiero ser el día y la noche, tu caso perdido y encontrado,
de tu amor el rojo cometa que te haga vibrar y bailar.

Llevarte en mis brazos a un altar de cerezas,
casarme contigo por las leyes estelares, en su izquierda,
tener de testigos los mares del mundo y sus mareas,
casarme contigo si se trata de silente vino enamorado
y un baile infinito, sudor de alacranes, en pista sin fin.

Llevarte en mis brazos a un altar de moléculas
que al igual que tú y yo conformen el infinito,
ser preciso y sublime éter de solsticios y equinoccios,
ascender al cielo si precisamos nubes de pirotecnia
para hacerle entender al viento el color de nuestro amor.

Mi hogar está en tus calles,
las avenidas de tu piel son mi colchón,
mi descanso lo encuentro en tus pestañas hermosas
y si quieres saber, no me pienso marchar hoy…

Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 21/03/2016

Muchas gracias por sus ojos y por estar.
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