Tengo un teatro desnudo
y sus manos abiertas,
dulces historias de un muerto
que ha escondido las puertas;
es como un talismán su mirada
y la noche parece no estar preparada,
será el ocaso o las crueles palabras,
la oscuridad o sus mangas desgastadas.
Y allí deambulan tantos personajes,
tantas historias que no me parecen importantes,
llorar a veces no es solución, ni reír su asonante;
llama pronto a todas y cada una de mis amantes
y diles que tenían razón, jamás estuve en otra parte…
Tengo un teatro desnudo
y sus manos inquietas,
agrias historias de un vivo
que perdió sus maletas;
es como un sacrilegio su esperanza
y la mañana parece estar muy alterada,
será el amanecer o las bellas palabras,
la tenue luz o su tristeza que no acaba.
Y allí se detienen tantos personajes,
tantos momentos sumamente importantes,
gritar jamás ha sido revolución, ni un segundo distante;
llama pronto a todas y cada una de mis amantes
y diles que tenían razón, siempre estuve en otra parte…
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Ciudad de Guatemala 18 de abril de 2,017