La Playa en tus Palmas

Volver despacio sobre nuestros pasos
para recordar aquel beso que nos hizo sentir,
llegar a aquella banca de piedra, siempre nuestra,
reírnos otra vez de las mismas cosas de antes, ¿Aceptas?,
el abrazo y tu perfume, el regalo y sentimientos de valores nominales,
porque no hace falta que preguntes, acepto el abrazo de tus absolutas tardes.

Te tomo de la mano, camina conmigo hacia atrás, retrocede
y vamos directos a la habitación de mi casa anterior,
en la que te desnudaba con paciencia y con amor,
volver a ver a la calle ancha de las cuatro de la tarde
cuando tenías que partir y todo era un desastre.

Recordar nuestra primera vez y como te tranquilicé,
lo que bien empieza bien acaba, ¿Y cómo fue que empezamos?,
por qué a pesar de todo hoy  ya no duele, ya no asusta, ya no viene…

Y hay que esperar el metro sin que te pongas de puntillas
para alcanzar mis besos, para abrazarte a mí con todo el cielo,
viajar en autobús es algo que ya no he hecho, ni quiero,
no sea que algún día me encuentre a tu recuerdo pasajero.

¿Volveré a encontrar a alguien como tú o tendré que resignarme por las malas?

Te confieso que al volver sobre los besos y nuestro tiempo
me distingo en un presente roto y sin sabor, agrio y corrosivo,
desde que te fuiste y me marché nada parece tener sentido,
aún así, ya no duele, ya no asusta, ni se mueve…

Es una comedia de conjugación equivocada,
ahora nos reímos de aquellos buenos tiempos
aunque ya no quede nada, o quizás menos que nada.

Y recordar aquel agosto y medio, la lluvia
y las gotas en tu cara, a lo mismo me sabe la vida
cuando recuerdo la playa entre tus palmas…

Hay que retomar ya el camino, la marcha,
caminos distintos de frente a la explanada,
no habrán más besos en la piel  de los cantares,
ni cumpleaños en los cines matinales,
sólo un cumplido secreto en nuestras columnas vertebrales…

© Copyright – Messieral | Luis Eduardo – Poesía
Ciudad de Guatemala 07/04/2016

La playa entre tus palmas por Messieral.

La Chica Desnuda de la Calle Rotterdam

La Niña que Fabricaba Cometas

La niña que fabricaba cometas
adornaba las nubes con el beso
que recibió una noche de una estrella,
así como reciben las flores un nuevo comienzo.

Y los fabricaba con la melodía
que trinan las aves al amanecer,
yo le veía con los ojos dulces del medio día
cantando al secreto que nos venía a ver.

Ella era tan perfecta
que sabía volar sin las alas abiertas,
ella era tan perfecta
que sabía acomodar su cuerpo en mi alma intensa.

Hasta que un día el viento le tomó de las manos
y le invitó a ser el cometa, ahora mejor decorado,
que acompañara a las estrellas en el cielo despejado
como un intento por agradar al infinito enamorado.

Ahora la niña que fabricaba cometas
me observa con sus oscuros ojos
desde los tejados de las esferas
que adornan el universo con sus cuerpos.

Y le saludo con mi mano extendida,
la misma que le acariciaba la herida
con la dulzura que sólo para ella,
por ella y con ella…

©®Messieral | messieral.com
Ciudad de Guatemala 17 de septiembre de 2,017

Lo que Dura el Cielo

Cuando a cinco meses
siento los labios secos,
de tintes de antiguos roces
y de sus labios de terciopelo;
encripta mi voz un dejo de angustia
por debajo de la miel de su hiedra;
ojalá que ese último beso
aún durara lo que dura el cielo…

©®Messieral | messieral.com
Ciudad de Guatemala 13 de mayo de 2,017

Esa Milésima Parte de Un Suspiro

La soledad, va acumulándose sobre mi cuerpo
como un instante desierto que me hiere mucho más,
esta prisión es un nido insolente de momentos
que en realidad me hacen sentir tan lejos de mi hogar.

Al final lo he comprendido, eras tú quien siempre debió estar,
es una pena pensar que no te pudiste quedar, que lejos estás,
que no me pude quedar, porque quisiera estar contigo, con nadie más,
cambiaría esta noche de cine idiota por esa milésima parte de un suspiro
en la que me hacías pensar que, en realidad, el cielo jamás nos dejó de observar.

Será que en tu nuevo país escriben versos como los que hicimos,
será que tienen la costumbre que inventamos de besarnos distinto,
será que aún te llueve el agua de mi cielo, será que aún me sabe
a tu sexo la aurora, desde que no estás me separan las ansias
de aquel que yo fui cuando estaba, plácidamente, descansando en tus playas.

Es mi prisión, hoy por hoy, la vida misma no una parte de ella,
es mi esperanza pensar que algún día volverás a salvarnos
y al fin juntos escapar en un vuelo a cometa, como prometías
las tardes de aquel tan hermoso septiembre en el que no llovía.

Será que aún puedo llamar a esta mi ciudad y amarla
sin la estela de incienso que tú le obsequiabas,
será que aún es posible seguir escribiendo
si eran tus ojos bonitos los que daban la luz a este sueño.

Cambiaría esta noche de frío, insabora, por esa milésima parte de un suspiro
en la que me hacías pensar que, en realidad, el cielo jamás nos dejó de cuidar.

©MESSIERAL |messieral.com
Ciudad de Guatemala 04/09/2016


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Pertenencias

En el centro de durazno de tus palabras,
cuatro cartas heridas en la piel malabarista
de un cuento hermoso que has escrito
y grabado en mi sonrisa de acertijo.

Escondidos ocho besos en el trago
de una bandera de confederación fallida,
descubiertos después de un tiempo,
después de un cielo ensombrecido y anarquista.

Y es tu palabra la que sabe mejor, hasta hoy día,
en la pupila distraída de mi ojo izquierdo,
es tu palabra hermosa con el mismo dejo de melancolía
el sitio justo para el descanso de mi conquista,
con un gramo de lágrima de dragón
y dos mil sorbos de hermosa sinfonía.

Te amaré entre tus comillas por muchos años más,
quizás volver a leerte restaure mi sonrisa en cofradías,
decodifica la dirección de mi corazón, recupéralo,
no digas nada y quédate a vivir entre mis documentos.

Y deja de dudar, aprende a adherirte a mi sentir,
entrega tus armas, desciende tu guardia, aprende a vivir,
sella el balcón de mis huidas con el material de tu abrazo,
que son pertenencias los actos y devoción es su tacto,
que son pertenencias los sentimientos y resultado es su rastro,
al notorio sudeste de poemas de amor que nunca alimentaron incendios.

—En mi alfabeto aún son tus letras mis silencios…

©MESSIERAL | Poesía
Ciudad de Guatemala 07/07/2016

De Aquellas Noches de Perseidas

De aquellas noches de perseidas
sólo queda el recuerdo imborrable,
un sollozo agostino de luz
y esas ganas indomables de volver
en el tiempo a la cruel ciudad de la cruz.

Porque las calles empedradas no contaron a nadie nuestro secreto
y nunca se escribió un libro de romance en honor a nuestro encuentro,
no lloró de emoción estrellas, San Lorenzo, de la única emoción
de que eran capaces nuestros besos, cada tarde y ovación.

Ya no bastará esperar a una vida siguiente
para atentar contra la voluntad divina,
quiero tenerte conmigo, que el cosmos sea inminente
y que vuelvas convertida en la Flor de Liz capaz de transformar.

Podrás escapar conmigo en un tren que nos lleve
a las ciudades que bautizamos como nuestras,
a los primeros tímidos besos en aquel —Para Siempre—
que nos abandonó sin cobardía pero con tanta incertidumbre.

Podré pedirte que nunca te alejes,
diré que soy capaz de aceptar tus preceptos
y olvidarme de toda rebeldía que recorre
los rincones inhóspitos de mi sangre,
prometer cantar tus canciones, versar tu amor
como un loco desesperado que sonrió a su tentación.

Podremos volver, empezar de cero como pedías,
como siempre quise, aunque nunca lo afirmé,
ángeles y estrellas, demonios y cometas,
será una fiesta sideral de colores precisos
y será un honor de tu mano conocer los misterios
de las vidas que nacen, lentamente, renovando los cielos.

Pero llueve como fuego desde el cielo hasta mi alma,
llévame al infinito más probable, no te sueltes de mis alas,
porque sólo tú has sabido conservar indelebles mis huellas
sobre tu piel que aún me llama en las noches de perseidas.

—Te he escuchado—.

©MESSIERAL | Poesía
Ciudad de Guatemala 02/07/2016


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Duerme Tranquilo el Pequeño Astrónomo

Duerme tranquilo el pequeño astrónomo,
su corazón a la luz de una vela hermosa,
la batalla ha terminado y es hora de ver
con otros ojos el color de piel de su cometa.

El viento se despide de la tripulación,
no hay tanto que decir en el silencio de la nada,
la lluvia se ha detenido y se cura la tristeza
con algunos besos de nubes que ahora le acompañan.

El amor ya no se considera un síndrome fatal,
se rumora en las estrellas que es capaz de sanar,
que los horizontes de color naranja también lo anunciarán,
con la venida de una sexta estación aún desconocida,
y yo quiero creerle a la voz de esas estrellas…

Caída libre de ascuas rumbo a la tierra,
caída libre y dos esferas en el cielo,
será que la vía láctea está perdiendo fuerza
o es sólo el inicio de algún canto nuevo.

Duerme tranquilo el pequeño astrónomo,
el fuego del universo se ha reunido
en el suspiro secreto que escapa de sus labios
y el dolor ya se ha ido…

MESSIERAL
Ciudad de Guatemala 20/06/2016

Nuestro Anochecer

De frente a un poema que nunca acabé,
confieso que fueron tres horas y media
de vivir al calor de las llamas del querer.

La llovizna nunca pudo apagar aquel fuego,
lo hizo la tierra, el planeta tierra y su cielo,
no todo lo que prometí quiso vivir conmigo,
no todo lo que prometí quiso ser concedido.

Ella tenía rosas en los labios, paz en sus cejas,
me miraba de lejos sacando la lengua, su lengua,
provocaba un temblor en mi cuerpo con sabor a tormenta.

Del centro del cielo, una vez, vi caer un ángel despistado,
fue tan despistado que nos presentó, pero algo olvidó,
olvidó enseñarnos a amar, a amarnos y el viento sopló,
sopló tan hiriente que en forma de broma nos llevó
a una cueva sin luces de la que primero escapé yo, luego toda emoción.

Y vino una ola inmensa desde la fría crueldad,
arrastró todo a su paso, se llevó fragancia, poder,
astucia, canción, óleo y el anochecer, nuestro anochecer.

MESSIERAL
Ciudad de Guatemala 09/06/2016

El Cuerpo de Cada Uno de los Delitos del Mío

Tu pánico escénico y mis ganas de ti,
en pormenores de una ocasión hermosa,
tu exceso en los celos y mi formula sutil
para no hacer tan larga la historia,
sentir tus labios en los míos ha sido un placer,
beber de la miel de tu cuerpo un eclipse de sed
y tu amor en mis manos lo que yo siempre quise ser.

En una galería de arte, de exposición personal,
conjugo tus pies y tus piernas, tus manos pequeñas,
tu vientre y tu abdomen, tu sexo y sus fiestas,
para contemplar con discreta adoración lo que más
he amado en la vida, lo que más me ha gustado besar.

En el lienzo que pinto, eres un caligrama que no pide permiso,
unos versos mejores que otros y entre tantos errores perfecta,
porque soy tan feliz cuando vienes a verme el corazón en silencio,
cuando auroras inmensas advierten tu paso al llegar a mi vera
y es tan dulce tu sonrisa que canta semillas a besos secretos.

En mi hoja en blanco eres el poema que mejor recito,
el cuerpo de cada uno de los delitos del mío,
las ganas saturando las mías para dar pie a la matanza
de todo pasado en el que vivimos tan lejos y solos,
de cuerpos ajenos y amores incompletos ha de rebosar el rústico infierno…

Tu pánico escénico, desnuda enfrente de mí,
el dragón que con tanta ternura supe domesticar,
dos libras de nueces, cuatro centros de un nueve,
ocho siglas bonitas para decirte que te quiero amar…

En una galería de arte, de exposición personal,
conjugo tu piel y tus lágrimas, tus pechos de rosas,
tu cielo y tus muslos, tu cama en nuevas mañanas,
para contemplar con discreta adoración lo que más
he amado en la vida, lo que más me ha gustado soñar.

MESSIERAL
Ciudad de Guatemala 05/06/2016

Con Tanto Sexo

Bajándote la tanga con los dientes
me ha recorrido un sentimiento diferente,
no veo sobre mi cama a una diosa,
pero sí a una mujer tan mentirosa.

Con los nudillos fijos en tu colchón,
sentí el roce del final a insatisfacción,
besé tu sexo y aquel no era tu sabor,
supongo que no quedará ileso
el infinito que soñamos tú y yo.

Comí tus pechos cómo yo lo sé hacer,
bebiste fuego tan intenso de mi piel,
a veces sé que tanto orgasmo no es que baste,
si la magia abandona el piso con las manos
entre los bolsillos sin decir nada y nace un desastre.

Pero qué vamos a hacer,
a mitad de este camino, ya no sé,
talvés tirar fuerte de las riendas
sin motivos, sin porqués,
quizás amor chatarra
hoy toque comer.

Y te haré el amor con tanto sexo
que no lo olvidarás mañana,
pero te aseguro, que no volverás
a ver sobre tu cama al mismo hombre desnudo.

Porque te haré el amor con tanto sexo
pero no será tuyo el recipiente del candor
que dentro de tu cuerpo hizo cielo
con tintes de infierno y te salvó.

Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 13/05/2016